domingo, 24 de febrero de 2008

Constante evolución

Ocho años más tarde, Bill Clinton aun no sabe que hacer con su vida. Ella, mientras tanto, trata de convertirse en presidenta de los Estados Unidos. Tras sólo un período en el Senado, se ha transformado en la referente de su partido, la política más polarizadora del país y una celebridad como ninguna, omnipresente en la televisión, en las mesas de todo el país y en la prensa extranjera. En el momento de su abrumadora reelección, en 2006, había suscitado un diálogo incesante sobre sus políticas, su sentido de negocios, su futuro, su moral, su sexualidad, su religión, su look, su matrimonio (todavía).
Los años de la administración Clinton delinearon lo que muchos consideraban la principal diferencia de carácter entre Hillary y Bill: su capacidad para el crecimiento personal y el cambio. Para mi gusto, él es todavía el mismo muchacho que se bajó del bote después de Oxford. Ella, en cambio, ha demostrado una capacidad extraordinaria para el desarrollo y la evolución -de chica de Goldwater a demócrata liberal, de víctima de la moda a la sofisticación del traje de dos piezas, de combatida primera dama a senadora del establishment-.

Cuenta la historia que una primera dama de los Estados Unidos iba al estado de Nueva York, donde no había vivido nunca, a postularse por una banca en el Senado -estando aún en funciones en la Casa Blanca. Y lo logró. Cualquier consultor político hubiese dicho: “Es ridículo, tonto”. Y ella lo hizo.

Además, la campaña sería mucho más aburrida sin ella!

S

lunes, 18 de febrero de 2008

A la Chonchi y la Encarni

Hace 8 años que murieron mis tortugas adoradas: María Conchita de Villarriba y María Encarnación de Villabajo.

A muchos os parecerá gracioso (insensibles!) pero el día que una de mis “hijas” apareció flotando de manera muuuy sospechosa en la ‘tortuguera’ tuve un disgusto de infarto. Claro, el pleito en casa fue para ver quien sacaba al animal muerto de allí. Dado que las tortugas eran mías, me querían hacer levantar el cuerpo a mi, pero yo, como os podéis imaginar, ni loca! -y de mientras la tortuguita flota que flota en sus mares-. No sabéis que mal rato pasé. Al final fue mi madre la que en un acto de generosidad cogió una bolsa de plástico y terminó la tarea. Por razones obvias, no hubo entierro.
Aunque cueste de creer, a veces aun las extraño. Lo curioso de la Chonchi y la Encarni es que jamás supe si eran hombre o mujer, y jamás me importó, para mí siempre fueron un par de lesbianorras. Me acuerdo que me las compró el padre de una amiga en la Rambla de Barcelona cuando yo tenía unos 7 años. Mi madre me tenía rotundamente prohibido entrar animales en casa, y ese día el buen hombre cometió el error de preguntar algo así como “y a tu madre no le va a importar?" y yo saqué a la actriz que llevo dentro y dije “nooo, estará encantada, seguro”. Al cabo de unos meses, the unexpected happened, la abuela pasó a ser la única que les cambiaba el agua cuando las pobres ya no podían ni respirar (y no solo eso, también empezó a darles jamón serrano de jabugo a escondidas). A veces se pasaban meses una encima la otra haciendo dios sabe que.. pero nunca procrearon. Es lo que tiene ser “mujer contra mujer”.

Primero murió la Encarni, aplastada por su mujer en un acto de sadomasoquismo extremo. Poco tiempo después, a la Chonchi le dio una sobredosis de "chaquetas mentales"; a falta de partner, no le alacanzaban las patitas para consumar el acto...

Y-esto-esto-estooodoamigos.

S

NOTA: las chaquetas mencionadas son "chaquetas mentales puras" (no de amanecer). Lo mio es aun más grave.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Paradoja

Será San Valentín o será la Santa Incongruencia, el caso es que amanecí con cierta chaqueta mental:

--> Si el deseo no es causa de dolor sinó que es la carencia que motiva el deseo la que duele. Cómo deseamos si el deseo es carencia? <--

S